Imagínate que hay que reparar una máquina altamente compleja y crítica para la seguridad, por ejemplo, un avión de pasajeros de Airbus, simplemente leyendo los códigos de averías registrados en un ordenador central y sin realizar más comprobaciones ni pruebas, simplemente sustituyendo el módulo que parece ser el indicado con la esperanza de que esto solucione el problema.
Eso simplemente no funcionará.
Entonces, ¿por qué sigue siendo este «método» tan frecuente en los talleres hoy en día? Además del problema de seguridad obvio de que una avería posiblemente peligrosa quede sin reparar, esto acabará por arruinar la relación con el cliente, ya que se le cobrará por piezas que no necesita y se le hará perder tiempo al tener que acudir una y otra vez al taller. La reputación del taller también estará en riesgo si el cliente visita otro taller y le diagnostican correctamente el problema.
Afortunadamente, todo esto puede evitarse estableciendo un proceso de diagnosis y asegurándose de que tanto tú como tu equipo lo utilicen siempre, sin excepciones.
Proceso escalonado
Primero, habla con el cliente para averiguar exactamente cuál es el problema que desea solucionar. Somos conscientes de que esto resulta difícil de llevar a la práctica en el mundo real, ya que a veces los vehículos llegan al taller fuera del horario de apertura o se envían desde otros talleres. También sabemos que lo que el cliente dice es a menudo lo que quiere que oigas, en lugar de lo que realmente sucede. No obstante, se deberá tener bien claro cuál es el problema antes de intentar resolverlo.
A continuación, habrá que verificar la existencia del problema. Llegado este punto quizá convenga realizar algunas comprobaciones básicas, como asegurarse de que la batería tenga la tensión correcta y que los terminales estén bien apretados, además de que no haya nada suelto ni roto en el vehículo.
El tercer paso es poner el equipo de diagnosis a realizar un análisis, y mientras tanto, buscar en los boletines técnicos publicados por el fabricante si existe alguna información de reparación para los mismos síntomas.
Si los pasos anteriores indican algo obvio, entonces, ¡bingo! Somete el componente a prueba para asegurarte de que sin duda está defectuoso (y que no se trata solamente de algo del que dependa su funcionamiento, como un conector oxidado o un cable de masa suelto); sustitúyelo o repáralo y llama al cliente. Unos puntos básicos a tener en cuenta: ¿Qué fue lo que provocó la anomalía de esa pieza? ¿La anomalía era síntoma de algún otro problema con el vehículo? Por ejemplo, los problemas con el catalizador y el DPF a menudo pueden ser síntoma de alguna fuga de los inyectores, y los componentes electrónicos defectuosos u oxidados pueden indicar que está entrando agua donde no debería.
Descarte de posibilidades
Sin embargo, si el problema no resultó evidente después del análisis inicial, será hora de comenzar a descartar posibilidades. Un error que cometen los principiantes con los equipos de diagnosis es esperar que el código correcto que identifica la anomalía se destaque de alguna manera muy evidente. Pues estos aparatos no funcionan así, y menos si el problema radica en una anomalía del cableado.
Mucho se ha escrito sobre los pasos del proceso de diagnosis avanzado, pero un buen punto de partida es hacerse con un multímetro, buscar el esquema eléctrico en Autodata y comprobar si los circuitos reciben alimentación y tienen conexión a masa. Hay que tener en cuenta que las anomalías eléctricas intermitentes difíciles de localizar a menudo se deben a que hay cables sueltos dentro de los bloques de conectores, y las conexiones a masa deficientes pueden producir buenos resultados en las pruebas cuando no están bajo carga.
Existen muchos otros métodos para verificar y probar los componentes, pero la gran ventaja de este planteamiento es que aunque se trate de un problema no muy evidente, si se utilizan los datos correctos del vehículo y se adopta un enfoque metódico se puede localizar cualquier anomalía con el tiempo, independientemente de lo oculta que esté. Lograr realizar siempre diagnosis correctas dependerá de ser capaces de aplicar el mismo proceso para todos los problemas mediante el uso de un método lógico y datos fiables para llegar a la causa principal de cualquier problema.
Una vez que se aísle el problema y se identifique y solucione también la causa principal de dicho problema, será hora de verificar la reparación probando el vehículo. Después, se podrá llamar al cliente, quien sin duda preguntará por qué el precio por el tiempo de diagnosis es tan alto en comparación con la reparación en sí. Pero eso también no es más que parte del proceso.